El Viaje - Primera Parte

- “¿Que hago acá?”

Eso fue lo primero que me dije mientras me daban un pesado bolso con equipos a los que no estoy acostumbrado.

Miro a mi alrededor y veo un mundo totalmente distinto, somos 50 personas, no nos conocemos entre si, hay saludos de cortesía, miradas curiosas, el nerviosismo se siente en todos los rincones del lugar. ¿O será que el mío alcanza para llenar la habitación?

Mis manos tiemblan como nunca habían temblado, mi mandíbula es una castañuela marcando el ritmo de mis palabras que salen trabadas en un idioma al que no estoy acostumbrado del todo. Empiezo a divagar, hasta que un grito de una persona marcando una orden en un casi in entendible ingles me hace sobresaltarme y traerme de vuelta.

Firme en una columna, metiendo panza, soy lógicamente el más desalineado de este grupo, todos ellos tienen la figura de un atleta y yo soy un simple gordito.

Me vuelvo a preguntar:

- “¿Que hago acá?

Escucho atentamente lo que dice una persona de unos 35 años, alto, pelo negro y con una cara que muestra las marcas de una vida mas complicada que la mía. Nos dice que nos preparemos para una “aventura única” y que somos unos privilegiados, que debemos estar orgullosos de lo que hacemos y un montón más de palabras de protocolo como para inflarnos el pecho, resulta con todos menos conmigo. Yo sigo pensando que estoy en el lugar incorrecto en el momento incorrecto.

Se nota en mi cara que no estoy del todo “animado” como el resto, lo cual despierta la atención del hombre de 35 años alto y de pelo negro, se me acerca y me pregunta en un ya mas claro (y poco amistoso) ingles “What the hell is wrong with you?” (o al menos eso le pude entender). Le explico en mi malísimo y rustico ingles que estaba un poco nervioso que esto era algo extraño para mi.

Su carcajada resonó en todo el lugar, hizo que casi las 50 personas se dieran vuelta, mi cara estaba roja y mi temperatura estaba en las nubes, fue mi primer papelón y no había pasado ni siquiera un día.

Pasado ese traspié con mis nervios y mi tímida explicación de lo que me pasaba, nos anuncian los pasos a seguir, nos embarcamos en un barco de transporte de nombre “Impressive”. En ese momento me acorde que no se nadar y que el agua del sur es increíblemente fría como para flotar en caso de que esto se hunda. Me puse aun más nervioso, no me siento cómodo arriba de los barcos, no solo por no saber nadar sino que además soy un pésimo marinero, me mareo y siento vértigo a mar abierto.

El equipo que me dieron me queda enorme, los pantalones largos, los borcegos gigantes, soy como un piñón fijo con acento europeo, el frió que hace es terrible, el viento prácticamente corta, pero el paisaje es increíble. Divisamos grandes sombras pasando por debajo del agua, muy cerca de nuestra embarcación, seguramente algún pez tamaño familiar, mi ilusión era que fuera una Ballena Franca, pero nunca lo pude comprobar.

Hora de Comer:

Nos sirven arroz con algo rojo encima, curioso le pregunto al que me sirve que es lo que era eso.

- “Chily, a little spicy”. Me contesta.

No se como consideran lo picante esta gente, pero me tome 2 litros de agua hasta que mi lengua se volvió a sentir en mi boca y mi habla dejo de parecer la de un bebe que recién aprende sus primeras palabras.

Lógicamente esto repercutió en mi estomago y pase la siguiente hora visitando al ídolo de cerámica cada 5 minutos. No fui el único por suerte, muchos cayeron en la misma trampa del cocinero.

Llegan las 5 de la tarde aproximadamente (o al menos eso decía mi reloj) me acuerdo de mis amigos y les envió el Sms mas caro de la historia para que sepan que estoy entero y que no pise nada explosivo aun. (Increíble que mi celular tuviera señal en ese lugar y no en mi casa)

Salgo a cubierta y veo por primera vez mi lugar de destino, es sencillamente hermoso, no imaginaba que sea así, lamenté tener mi cámara en el equipaje, pero ya tendré más oportunidades para retratar lo que es eso. Una gran cantidad de pingüinos nos dan la bienvenida, son realmente muchos. Me acuerdo de casi todos los chistes de Liners y por alguna razón de DiegoCuac, al que antes de conocerlo siempre lo imagine como el autor de Macanudo.

El desembarco es tranquilo, nos esperan unos camiones cerrados, nuestro equipaje va en otro. El clima no es tan frió ahora, la gente del lugar nos saluda.

Llegamos al lugar donde nos vamos a hospedar la siguiente semana, no puedo decir mucho del lugar, solo que es realmente grande y con mucha más tecnología de lo que pensaba, de hecho tienen Internet, que aunque no es muy rápida sirve para escribir esto.

Se termina este primer día, estoy nervioso y todavía me pregunto.

- “¿Que hago acá?

Saludos.

The Quan is Watching